+ Inspiración
¡Cuanta belleza y verdad se oculta en las líneas faciales del ser citadino cuando se siente seguro entre sus cuatro paredes y nadie lo observa!
+ Proceso
Me inspira ver como los pensamientos y emociones se reflejan en las caras de las personas. Este acto de descubrir lo auténtico es algo que me encanta. Es hermoso, me intriga y me mueve profundamente.
Mis líneas no intencionadas (100 Urban Faces) son un juego de descubrimiento, en el que trato de dilucidar quién se esconde detrás del garabato.
¡Cuando veo “la” cara, me emociono! Y completo las líneas para que los demás puedan ver lo que yo veo. La plasticidad de la arcilla le otorga “vida” a estas líneas de rostros y esta nueva vida invita a tocar, a imaginar y genera emociones: risa, compasón, burla, alegría. Al ver las reacciones espontáneas del observador, comienza de nuevo el ciclo: Me inspira ver como los pensamientos y emociones se reflejan en las caras…
+ Técnica
Con un buril hago incisiones en la arcilla con las líneas de mis dibujos de caras y, en lugar de utilizar el barro como un simple lienzo plano, aprovecho su plasticidad: halo y estiro para crear los relieves de la nariz, ojos, frente, mejillas, cabello, etc.
Al final del tiempo de secado observo a menudo que la pieza se ha enroscado en otra dirección y se ve ligeramente diferente al dibujo inicial. Me place ver que la arcilla tiene “memoria” y disfruto de los movimientos inesperados porque le otorgan un nuevo carácter a la pieza.
Luego viene el proceso de lavado, color y vitrificación. El quemado lo realizo de dos a tres veces a temperaturas de hasta 1060°C.
+ Montaje (el ser anónimo)
La vida urbana, en muchas ciudades de este planeta, significa para muchos vivir en habitaciones muy reducidas en edificios construidos en serie. Sin embargo, cada una de estas pequeñas unidades es grande en su significado: HOGAR.
Decidimos hacer el montaje de las caras con las estanterías Expedit de IKEA y así crear un marco para las 100 Urban Faces. A estas estanterías, también construidas en serie, le adicionamos divisiones revestidas con una tela suave, como “nido” en el que descansan cada una de las caras. El montaje unifica a los “individuos” y llega a formar una parte integral de la obra de arte.